martes, 1 de abril de 2014

CINEMA PARADISO

                   CINEMA PARADISO



4524.jpgTítulo original: Nuovo Cinema Paradiso.

Año de estreno: 1988.
Compañía productora: Cristaldifilm, Les films Ariane, TFI films, RAI.
Productor: Franco Cristaldi.
Director: Giuseppe Tornatore.
Fotografía: Blasco Giurato.
Música: Ennio Morricone.
Guión original: Guiseppe Tornatore.
Intérpretes principales: Philippe Noiret (Alfredo), Salvatore Cascio (Salvatore, niño), Marco Leonardi (Salvatore, joven), Jacques Perrin (Salvatore, adulto), Antonella Attili (madre de Salvatore, joven), Pupella Maggio (madre de Salvatore, anciana),, Agnese Nano (Elena).




Salvatore, o Toto como lo llaman cariñosamente, un pequeño niño que vive en un pueblo siciliano junto a su hermanita y su madre, en eterna espera del regreso de su padre de la guerra, no siente ningún interés por el colegio o la iglesia: a él le fascina el pequeño cine de la villa, el Cinema Paradiso, que es también el gran pasatiempo y punto de reunión y contacto social de todos sus conciudadanos. Esta fijación por las películas y todo lo que hay detrás de ellas le llevará a trabar amistad con el proyeccionista del cine, Alfredo, al principio contrario a las intromisiones del chico, pero con el tiempo conmovido por su tesón y ternura. Así, Toto comienza a aprender el oficio y, con el paso de los años, se convierte en el reemplazo del propio Alfredo, ciego por un accidente con el proyector. Pero llega el momento en el que el chico, ya todo un joven hecho y derecho, ha de abandonar el pueblo y buscarse la vida en Roma: cuando ya es un hombre maduro, convertido en un prestigioso director de cine, recibe la noticia de la muerte de su maestro y mentor, lo que le llevará a volver al pueblo de su infancia, y a los recuerdos que con él dejó atrás.

Con toda probabilidad el homenaje más potente y sensible al mundo del cine y a todas las filias que conlleva, Cinema Paradiso, la opera prima de su director y a la vez su película más reconocible, es un canto al amor y la belleza intrínsecos al arte, al crecimiento personal y espiritual a través del mismo, y una reivindicación del fenómeno cinematográfico como experiencia total y dadora de sentido. A través de una historia hábilmente urdida sobre una base de nostalgia, nos trasladamos a un pasado no perfecto, pero dulce en su idílica inocencia, donde la vida seguía siendo dura y difícil, pero conservaba algo más de humanidad. Tornatore, abriéndonos su alma y permitiendo que nos adentremos en unas vivencias que, aunque idealizadas, son las suyas, nos trasnsporta a su propio pasado, y comparte el gérmen que le llevó a ser quien hoy es y que explica por qué ama lo que hace. Sincera, emocionante y catártica en su retrato de una época que ya murió pero cuyos ecos aún pueden ser escuchados, esta cinta será siempre un referente para los cinéfilos que quieran autoafirmarse en su pasión.



Respecto a los actores decir que están todos fantásticos. Desde Philippe Noiret. en el que probablemente sea el papel más famoso de su carrera, pasando por un enormemente expresivo Salvatore Cascio, que interpreta a Totó niño, y terminando en Jacques Perrin que interpreta a Totó adulto y en cuyo rostro se ve fácilmente el paso inexorable del tiempo. Todos ellos bailan de forma prodigiosa por el film, y digo bailan, porque esta película no sería la misma sin la grandísima banda sonora compuesta por Ennio Morricone, salvo el ‘Love Theme’ que está compuesto por su hijo Andrea. Viendo la película el pasado domingo, las maravillosas y reconocibles notas de su partitura aún resuenan en mi cabeza. Por cierto, es imperdonable que Morricone aún no tenga ningún Oscar y haya sido nominado muy pocas veces.


Hay una frase que para mí resume toda la película de forma increíble. En un momento dado el personaje de Noiret le dice a Totó adolescente: “Hagas lo que hagas ámalo, como amabas la cabina del Paradiso”. Es para mí el momento más emotivo del film y donde me rindo finalmente. Apoyado, cómo no, en la contastación de esas palabras que toman forma en la magistral secuencia final en la que todo aquel que la haya visto, si se considera humano, habrá derramado lágrimas. Es el único final posible. ¿Cómo se expresa más fácilmente el amor? con un beso. ¿Qué le inculca Alfredo a Totó durante toda su vida y qué le regala? Amor ¿Cómo? como mejor sabe y como mejor va a entenderlo Totó. Porque el amor lo es todo. Y pocas veces unos besos tuvieron tanto significado en una película.